Estilos parentales de crianza y su relación con los tipos de conducta agresiva en adolescentes.


Parenting Styles and Their Connection to Different Forms of Aggressive Behavior in Teenagers.


Di Tocco, Cecilia image

Licenciada en Psicología. Universidad Abierta Interamericana. Facultad de Psicología y Relaciones Humanas. Buenos Aires,


Resumen

Argentina.Enviado: 16/06/24. Aceptado: 03/08/24.

La presente investigación tuvo como objetivo relacionar los estilos parentales de crianza y los tipos de conducta agresiva en los adolescentes de dos escuelas públicas en la localidad de Quilmes. Se realizó un estudio de enfoque cuantitativo, de alcance correlacional, de corte transversal con una muestra conformada por 200 alumnos (un 47% de varones y un 53% de mujeres), con un promedio de edad de 14,5 años (Min=12; Max=17). Los instrumentos administrados fueron la Escala de Estilos de Socialización Parental (ESPA 29) y la Escala de conducta violenta en la escuela, además de un breve cuestionario sociodemográfico.

Al analizar los resultados obtenidos, respecto a los estilos de socialización parental de la madre y del padre y los tipos de conducta agresiva de los adolescentes, el coeficiente de correlación Rho de Spearman presentó, en el caso de la madre, una significación de 0,96 en la agresión manifiesta, lo cual indica que no existe una relación significativa entre las variables, y en el caso del padre, se obtuvo una significación de 0,42 en la agresión manifiesta, lo cual indica la existencia de una relación. Estos resultados concuerdan a su vez al realizar la correlación de los cuatro estilos parentales por separado y la conducta agresiva, ya que el estilo de crianza predominante en la madre, el Autorizativo, no guarda relación con el tipo de conducta agresiva manifiesta (Sig. 0.701), mientras que el estilo parental predominante en el padre, el Negligente, si guarda relación (Sig. 0,36), con lo cual se puede concluir que los adolescentes criados bajo estilos parentales negativos, como lo son el estilo autoritario (que mostró tener relación con la agresión manifiesta, con una Sig. de 0,24) y el negligente, tenderán a comportarse de manera agresiva, y que los adolescentes criados bajo el estilo parental Autorizativo poseen comportamientos menos agresivos.

PALABRAS CLAVE: estilos parentales de crianza, conducta agresiva, adolescentes



Abstract

The objective of this research was to relate parental parenting styles and types of aggressive behavior in adolescents from two public schools in the town of Quilmes. A study with a quantitative approach, correlational scope, cross-sectional was carried out with a sample made up of 200 students (47% men and 53% women), with an average age of 14.5 years (Min=12 ; Max=17). The instruments administered were the Parental Socialization Styles Scale (ESPA 29) and the Violent Behavior Scale at School, in addition to a brief sociodemographic questionnaire.

When analyzing the results obtained, regarding the parental socialization styles of the mother and father and the types of aggressive behavior of the adolescents, Spearman’s Rho correlation coefficient presented, in the case of the mother, a significance of 0. 96 in overt aggression, which indicates that there is no significant relationship between the variables, and in the case of the father, a significance of 0.42 was obtained in overt aggression, which indicates the existence of a relationship. These results agree in turn when correlating the four parenting styles separately and aggressive behavior, since the mother’s predominant parenting style, Authorizing, is not related to the type of overt aggressive behavior (Sig. 0.701 ), while the predominant parenting style in the father, Neglect, is related (Sig. 0.36), with which it can be concluded that adolescents raised under negative parenting styles, such as the authoritarian style (which showed be related to overt aggression, with a Sig. of 0.24) and the negligent, will tend to behave aggressively, and that adolescents raised under the Authorizing parenting style have less aggressive behaviors.

KEYWORDS: parenting styles, aggressive behavior, adolescents.


Introducción

La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2016) define a la adolescencia como el periodo de crecimiento y desarrollo humano que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta, entre los 10 y los 19 años. Considera a esta etapa como una de las más importantes en la vida del ser humano, ya que en esta etapa del desarrollo se producen una serie de experiencias clave como lo son el pasaje hacia la independencia económica y social, el desarrollo de una identidad propia, el poder relacionarse y asumir funciones adultas.

El colegio y la familia son, en esta etapa, dos de los ambientes donde el adolescente se desenvuelve, y según Guillén (2006), ambos tienen un papel fundamental en ese proceso de estructuración, ya que los adultos que cumplen en estos casos el rol de figuras de autoridad tienen la responsabilidad de acompañarlos y de posibilitar su crecimiento y el desarrollo de sus potencialidades.

La familia es considerada como un agente de socialización primario, ya que es el primer lugar donde el niño aprende los valores, normas, actitudes y las formas de comportamiento que más tarde le permitirán desenvolverse en la sociedad. Es la familia la que socializa al niño permitiéndole interiorizar los elementos básicos de la cultura y desarrollar las bases de su personalidad (Musitu & García, 2001; Rodríguez Pérez, 2007). Dentro del proceso de socialización, los estilos de crianza que emplean los padres, según Diaz Reyes (2013) son de gran importancia en el desarrollo de los hijos ya que a través de ellos, los hijos aprenderán comportamientos que los pueden beneficiar o perjudicar en su desarrollo integral. Los estilos de crianza parental, según Woolfolk (2010), son las formas características de interacción que tienen los padres con sus hijos. Darling y Steinberg (1993) denominan prácticas parentales a las conductas específicas que los padres y las madres emplean con un objetivo concreto en la socialización de sus hijos, y consideran que estas prácticas o estilos parentales juegan un papel muy importante en la frecuencia e intensidad de conductas agresivas de los hijos. Según Aguilar-Cárceles (2012), el tipo de crianza parental sería un aspecto que actuaría como mediador en el desarrollo de comportamientos antisociales o agresivos durante la adolescencia e incluso continuar en la adultez.

Pero también la escuela tiene un rol importante en el proceso de socialización. Señala De Castro (2016) que este proceso que comienza con la familia continúa luego en la escuela, ya que el ingreso al ámbito escolar, además de tener una función educativa, implica un relacionamiento directo con el otro: “la familia y la escuela están interrelacionadas, su influencia en el niño y en su desarrollo no pueden separarse del contexto histórico y socio-cultural, el cual forma parte de la vida cotidiana del sujeto en formación” (p.219).

Por otro lado, el comportamiento agresivo, definido como una conducta cuyo propósito es provocar un daño de manera intencional a otro individuo, también ha sido estudiado para encontrar el porqué de la manifestación de esta conducta. Con el paso de los años se puede observar un crecimiento exponencial de la violencia dentro del ámbito escolar. Según un estudio de UNICEF (2017) sobre la violencia escolar en Latinoamérica, los alumnos admiten haber padecido bullying y sufrido burlas de manera habitual. Dicho estudio también menciona a la familia como uno de los factores que más influye en el comportamiento de los hijos.

Sobre los estilos parentales de crianza, Musitu y García (2001) reformulan el modelo de estilos parentales de Maccoby y Martin (1983), y proponen un modelo bidimensional de socialización parental, basándose en dos dimensiones que definen la actuación parental: la dimensión Aceptación/Implicación se refiere al grado en que los padres se muestran de manera afectiva y cariñosa cuando los hijos se comportan de manera adecuada. Este estilo de socialización consiste básicamente en que los padres reconocen, a través de la aprobación y aceptación, cuando los hijos se ajustan a las normas familiares, y cuando esto no es así, estos padres corrigen las conductas inadecuadas mediante el dialogo comprensivo y el razonamiento. En la vereda opuesta, la dimensión Coerción/Imposición se refiere al grado en el que los padres actúan de manera estricta, queriendo imponer autoridad y estableciendo límites en la conducta de los hijos. Este estilo de socialización consiste en recurrir a la coerción verbal y física y la privación de cosas cuando los hijos se comportan de forma inadecuada. A diferencia de la anterior, no se recurre al dialogo o el razonamiento para cambiar las conductas de los hijos sino a la imposición de la autoridad y el castigo. La combinación de estas dos dimensiones permite establecer una clasificación de cuatro tipos de estilos parentales: autoritario, autorizativo o democrático, negligente e indulgente o permisivo. Estos cuatro estilos son definidos como las posibles actuaciones generales y a largo plazo de los padres en la crianza de los hijos, y que pueden llegar a influir en el proceso de socialización. Poseen las siguientes características:

Estilo Autoritario: hace referencia a los padres que son muy exigentes, que manifiestan un alto nivel de control y que son poco atentos y poco sensibles a las necesidades de los hijos, mostrándose generalmente indiferentes a sus demandas, y es por esto que poseen un bajo nivel de aceptación e implicación. Son padres que no favorecen el dialogo y que intentar modelar la conducta de los hijos en base a la imposición de normas y castigos. Estilo Autorizativo: hace referencia a los padres que favorecen el dialogo para llegar a un acuerdo con sus hijos, son afectuosos, marcan límites, fomentan un comportamiento maduro, evitan los castigos y tienen en cuenta las opiniones y los sentimientos de los hijos, para escucharlos y orientarlos. Se puede decir que este es el estilo parental más adecuado para un buen desarrollo, maduración y un buen ajuste psicológico en los adolescentes. Estilo Indulgente: hace referencia a los padres permisivos, que son afectivos y tienen una buena comunicación con sus hijos, pero también presentan un bajo nivel de control y pocas exigencias para con ellos. En el caso que los hijos presenten comportamientos inadecuados estos padres no son severos, se caracterizan por el “dejar hacer”, por eso es que tienen una alta aceptación de las conductas de los hijos y usan poco el castigo. Los hijos criados bajo este estilo parental suelen ser poco responsables, ya que interiorizan que pueden hacer lo que quieran, y por ello es que es probable que manifiesten problemas de conducta.

 

Estilo negligente: hace referencia a los padres que no son exigentes ni receptivos y muestran una alta indiferencia. Son padres distanciados emocionalmente de sus hijos, no muestran ni afecto ni apoyo sino solo indiferencia ante sus conductas. Son incapaces de poner límites y presentan serias dificultades para interactuar con sus hijos y para relacionarse con ellos. Los hijos criados bajo este estilo parental poseen un pobre control de los impulsos y esto los lleva a estar implicados en peleas y discusiones.

Con respecto a la conducta agresiva de los niños y adolescentes, Chaux (2003) sostiene que los niños y niñas que presencian comportamientos agresivos o que viven en contextos violentos, reproducen esos comportamientos en sus relaciones interpersonales. Little, Henrich, Jones y Hawley (2003) consideran a la agresión como un constructo que puede adoptar múltiples formas. Los autores clasifican a la agresión en dos categorías principales, y según sus formas y sus funciones.

Según la forma de la agresión, Little et. al. (2003) distinguen entre la agresión manifiesta o directa (comportamiento cuya intención es causar un daño, por medio de amenazas, golpes, patadas y otras agresiones físicas, insultos, burlas y apodos; es directa ya que el agresor es identificable por la víctima, ya que el comportamiento agresivo implica una confrontación directa hacia los otros, con la intención de dañar) y la agresión relacional o indirecta (comportamiento que provoca daños a otra persona pero sin confrontarla directamente, ya sea ignorándola, difundiendo rumores dañinos, excluyéndola de actividades, grupos de trabajo o actividades sociales; se considera indirecta ya que el agresor permanece de forma anónima).

Según las funciones de la agresión, se puede diferenciar entre la agresión reactiva (la agresión que surge como una respuesta defensiva ante una provocación, ante una agresión real o imaginaria; suele estar asociada a problemas de impulsividad y autocontrol), la agresión pura (la conducta agresiva que se desencadena sin estar mediada por un estímulo agresivo) y la agresión instrumental (cuando se utiliza la conducta violenta como un medio para obtener un fin o un beneficio personal).

Existe una gran variedad de investigaciones que abordaron la problemática del comportamiento agresivo de los adolescentes en el ámbito escolar y su relación con las prácticas parentales y el clima familiar en el que los hijos están inmersos y se desarrollan.

Con respecto a la función socializadora de la familia, De la Torre et. al. (2014) estudiaron la relación entre los estilos educativos parentales y la agresividad en adolescentes, señalando que la agresividad física y verbal así como también la ira que manifiestan los jóvenes entre ellos se relaciona directamente con los estilos educativos que emplean sus padres. Trabajaron con una muestra de 371 estudiantes y los resultados obtenidos demostraron que los adolescentes criados bajo un estilo parental democrático tendían a mostrar menos agresividad fisca y verbal que los adolescentes criados bajo un estilo parental autoritario. Por otro lado, Senabre Perales et al. (2012), analizaron la relación que existe entre los estilos educativos parentales y el comportamiento agresivo en los hijos adolescentes. Trabajaron con una muestra de 771 adolescentes de escuelas públicas y privadas y encontraron que los jóvenes educados bajo el estilo parental autorizativo, basado en el afecto, la comunicación y en la aplicación firme de normas, están menos involucrados en conductas violentas. Por otro lado, aquellos jóvenes educados bajo el estilo autoritario, basado en la severidad y la imposición de reglas, están más involucrados en conductas violentas y en enfrentamientos con la intención de causar daño hacia otros. Los autores concluyen que “la conducta violenta de los adolescentes puede prevenirse desde la propia familia, con la forma que tienen los padres de educar a sus hijos. Así, la educación basada en la aceptación e implicación de los progenitores se vincula con hijos menos agresivos” (p. 152).

Otra investigación que se ocupó de analizar la relación entre el clima familiar, el clima escolar y la conducta violenta en la adolescencia fue la realizada por Moreno Ruiz et al. (2009), para la cual trabajaron con una muestra de 1300 adolescentes de siete escuelas secundarias, y cuyo resultado mostró que hay una relación estrecha entre el clima familiar percibido y el comportamiento violento del adolescente, lo cual demuestra que cuando el clima familiar donde conviven los hijos es negativo, estos adoptan comportamientos violentos para con los demás. En la misma línea, Bonilla Castillón (2016) analizó la relación entre la interacción familiar y las conductas violentas de los adolescentes escolarizados. Contó con una muestra de más de mil adolescentes que asisten a escuelas secundarias públicas. Los resultados mostraron que las conductas violentas se presentan de manera frecuente en chicos y chicas adolescentes, pero hay una diferencia con respecto a los tipos de la agresión: los chicos muestran una agresión de tipo reactiva, de confrontación directa, y las chicas una agresión de tipo relacional, como la propagación de rumores y la exclusión social. Con respecto a las relaciones familiares negativas, estas tenía que ver con la dificultad en el establecimiento de reglas y la dificultad para resolver problemas en el seno familiar, por lo cual la autora considera a estos contextos como deficientes en su función socializadora.

Estudios más recientes sobre la temática también dan cuenta de la relación entre los estilos parentales y la conducta agresiva en los adolescentes. Reyes Peña (2021) realizó una investigación sobre la relación entre seis diferentes estilos parentales (permisivo, comunicativo, sobreprotector, controlador, hostil y negligente) y la conducta agresiva proactiva y reactiva en 200 adolescentes con edades entre 12 y 17 años de dos colegios de nivel secundario. Los resultados mostraron la existencia de una relación entre los estilos parentales controlador, hostil y negligente y la conducta agresiva proactiva en los estudiantes adolescentes, y una relación entre los estilos parentales sobreprotector, hostil y negligente y la conducta agresiva reactiva en los estudiantes adolescentes. De igual manera, Larico Viamonte y Quispe Lupaca (2023) realizaron una investigación para determinar la relación entre los estilos de crianza y el nivel de conductas agresivas en 796 adolescentes de 14 a 17 años de una institución educativa pública, cuyos resultados mostraron una relación directa entre ambas variables (sig. 0.000), lo cual indica que los estilos de crianza parental influyen en la conducta agresiva de los adolescentes.

Un estudio donde se aplicó la ESPA 29 fue el realizado por Zavala Merino (2023), aplicando el instrumento en una muestra de 210 adolescentes varones y mujeres del 1° al 5° año de educación secundaria, con el objetivo de comprobar si existe relación entre los estilos de socialización parental y la agresividad. Los resultados mostraron una correlación directa, altamente significativa (p<.01) de las dimensiones Coerción/imposición de la figura paterna y Coerción/imposición de la figura materna con la agresividad en los adolescentes.

Por último, Doumerc Pompa et al. (2023) analizaron la relación entre las prácticas de comunicación, autonomía, imposición, control psicológico y control conductual por parte de ambos padres y la conducta agresiva en 1171 estudiantes adolescentes de entre 15 y 19 años. Los resultados obtenidos muestran correlaciones estadísticamente significativas entre las prácticas parentales y la conducta agresiva: las prácticas de comunicación, autonomía y control conductual de ambos padres se asociaron negativamente con la conducta agresiva, mientras que las de imposición y control psicológico se relacionaron positivamente. En conclusión, una crianza caracterizada por niveles altos de comunicación, fomento de autonomía y adecuado control conductual se asocia con menores niveles de conductas agresivas en los hijos.

Como se puede apreciar en las citadas investigaciones, el contexto familiar y por ende los estilos educativos parentales se encuentran estrechamente relacionados con el desarrollo de los adolescentes y la manifestación de diversas conductas agresivas. Considerando lo anterior, es importante identificar los estilos parentales de crianza predominantes y como éstos se relacionan con la manifestación de las conductas agresivas de los adolescentes, con el propósito de concientizar a la población, y especialmente a los padres, acerca de esta problemática, y que así pueda fomentarse la implementación de estilos parentales positivos para los hijos. Los profesionales psicólogos son quienes podrán trabajar en conjunto con la familia para promover una crianza favorable, y por otro lado, trabajar también dentro de la escuela contando con las herramientas necesarias para mejorar el problema de la agresión entre los alumnos, en la disminución y la prevención de estos comportamientos.

El objetivo principal de esta investigación consistió en relacionar los estilos parentales de crianza y los tipos de conducta agresiva en los adolescentes de dos escuelas publicas de la localidad de Quilmes. Como objetivos específicos, se propuso identificar los estilos parentales de crianza predominantes (autoritario, negligente, autorizativo, indulgente), identificar los tipos de conducta agresiva (manifiesta/directa o relacional/indirecta) en los adolescentes en el ámbito escolar y comparar los cuatro estilos parentales de crianza e identificar el predominante.

Se sostiene la hipótesis de que estilos parentales de crianza autoritarios y negligentes se relacionan de manera positiva con el tipo de conducta agresiva manifiesta o directa, es decir, los adolescentes criados bajo estilos parentales caracterizados por la imposición y la falta de afecto tenderán a comportarse de manera agresiva con los demás; mientras que los estilos parentales de crianza autorizativos e indulgentes se relacionan negativamente con el tipo de conducta agresiva manifiesta o directa, es decir, los adolescentes criados bajo estilos parentales caracterizados por la aceptación y el afecto tenderán a comportarse de manera menos agresiva con los demás.


Metodología

Diseño

Esta investigación se realizó mediante un enfoque cuantitativo y no experimental, ya que no se manipularon las variables y solo se observó y analizó el fenómeno como se da en su contexto natural. La secuencia temporal es transversal, ya que los datos fueron tomados en un solo momento, sin necesidad de realizar un seguimiento de la muestra a través del tiempo. Es un estudio de alcance correlacional, ya que se pretendió dar cuenta de la relación entre el estilo parental de crianza y conducta agresiva de los adolescentes en el ámbito escolar.

Participantes

La muestra estuvo conformada por 200 alumnos, provenientes de dos escuelas secundarias públicas de la localidad de Quilmes, representando un 53% (n=106) las mujeres y un 47% (n=94) los varones. La edad de los participantes estuvo comprendida entre los 12 y los 17 años (M=14,5 años). El tipo de muestra es no probabilístico intencionado. Teniendo en cuenta los criterios de inclusión, se seleccionaron adolescentes de ambos sexos con edades comprendidas entre los 12 y los 17 años, que cursen de 1° a 6° año de la escuela secundaria y cuyos padres den su consentimiento para participar de la investigación. Se excluyeron a los adolescentes que no fueron autorizados por sus padres a participar del estudio y se desecharon cuestionarios incompletos o respondidos de forma incorrecta.


Técnicas de recolección de datos

Cuestionario Sociodemográfico de elaboración propia. Los participantes debían completar datos tales como la edad, el sexo, el año que cursa en la escuela y con quien vive actualmente (madre, padre, ambos u otros, en el caso de contar con otra persona que cumpla ese rol).

Escala de conducta violenta en la escuela (Little, Henrich, Jones y Hawley; 2003), adaptada al español por Moreno, Estévez, Murgui y Musitu (2009), compuesta por 25 ítems que valoran las conductas violentas, con un rango de respuesta tipo Likert de 4 puntos (1 = nunca; 2= pocas veces; 3= muchas veces; 4 = siempre). La escala mide dos tipos de conducta agresiva del adolescente: agresión manifiesta o directa y agresión relacional o indirecta. Estos dos tipos de conducta violenta están subdivididos a su vez en tres subescalas (Pura, Reactiva e Instrumental), dando lugar a seis dimensiones de la agresión: agresión manifiesta pura (ítems 1,7,13,19), agresión manifiesta reactiva (ítems 8,11,14,20), agresión manifiesta instrumental (ítems 3,9,15,21,25), agresión relacional pura (ítems 4,10,16,22), agresión relacional reactiva (ítems 2,5,17,23) y agresión relacional instrumental (ítems 6,12,18,24).

La escala presenta un coeficiente de fiabilidad Alpha de Cronbach de 0.88 para los ítems que miden la agresión manifiesta y 0.81 para los ítems que miden la agresión relacional. El Alfa de Cronbach obtenido para la escala completa fue de 0.90.

Escala de Estilos de Socialización Parental en la Adolescencia (ESPA 29) (Musitu Ochoa, García Pérez (2001), compuesta por 29 ítems que evalúan la percepción que tienen los adolescentes sobre cómo actúan los padres en 29 situaciones representativas de la vida cotidiana (13 situaciones negativas y 16 situaciones positivas), con un rango de respuesta tipo Likert de 4 puntos (1 = nunca; 2= algunas veces; 3= muchas veces; 4 = siempre). El adolescente valora la actuación de su padre y madre por separado, en 13 situaciones en las que los hijos cumplen con las normas familiares y 16 situaciones en las que las incumplen. A su vez, se valora la frecuencia con la que los padres les muestran afecto (“Me muestra cariño”) e indiferencia (“Se muestra indiferente”) y la frecuencia con la que los padres responden mediante diálogo (“Habla conmigo”), displicencia (“Le da igual”), coerción verbal (“Me riñe”), coerción física (“Me pega”) y privación (“Me priva de algo”). Se obtienen así dos dimensiones de socialización parental: Aceptación/Implicación: que posee cuatro subescalas (Afecto, Indiferencia, Dialogo y Displicencia) y Coerción/Imposición: que posee tres subescalas (Privación, Coerción verbal y Coerción física). Puntuaciones altas representan altos niveles de aceptación/implicación y coerción/imposición por parte del padre o la madre. A partir de las puntuaciones de las dos dimensiones se tipifica el estilo de socialización parental como Autorizativo, Indulgente, Autoritario o Negligente.

Sobre los estudios de validez del instrumento, en primer lugar se calculó la consistencia interna de las 7 escalas de socialización del padre y de la madre de forma independiente, obteniendo resultados satisfactorios en todas ellas (coeficiente α 0,968). El mayor coeficiente de consistencia correspondió a la escala de afecto de la madre (0,943) y el menor a la escala de displicencia del padre en situaciones problemáticas (0,820). Por lo tanto, los ítems de cada una de las escalas evalúan una forma de actuación del padre y de la madre de manera consistente entre las distintas situaciones planteadas a los hijos.

En segundo lugar, se contrastó empíricamente la validez teórica del modelo bidimensional de los estilos de socialización mediante el análisis factorial. Los cálculos se efectuaron con el programa SPSS 8.0. El análisis se realizó conjuntamente con las 7 escalas de estilos de socialización del padre y de la madre. Las dos dimensiones mostraron una consistencia interna muy alta: 0,971 la Aceptación/Implicación y 0.960 la Coerción/Imposición. En consecuencia, el instrumento ESPA 29 se considera válido para evaluarlas con un rigor aceptable.

En resumen, a nivel general la escala posee un nivel de confiabilidad de 0,968. La consistencia interna de la dimensión Aceptación/Implicación es de 0,971 y de 0,960 en la dimensión Coerción/Imposición.

Procedimiento

Inicialmente se contactó a los directivos de las respectivas escuelas para explicarles acerca del estudio, se les entregó una copia de los instrumentos y el consentimiento informado y se les solicitó su autorización para poder administrar los instrumentos a los alumnos, con previa autorización de los padres. Se garantizó el anonimato de la información y de los resultados obtenidos. Se les informó a los alumnos sobre el tema a investigar y se les aclaró que la participación era anónima y voluntaria. Se les presentó el consentimiento informado y una vez obtenidas las respectivas autorizaciones, los participantes completaron los instrumentos de forma individual, dentro del ámbito escolar.

Procesamiento y análisis de datos

Para el análisis estadístico se utilizó el software SPSS Statistics 20. Se utilizaron frecuencias y medias para los estadísticos descriptivos básicos. El análisis correlacional se realizó a través del uso del estadístico Rho de Spearman, ya que la distribución de la muestra es anormal. Se tuvo en cuenta la significación bilateral menor a 0,05.


Resultados

Características de la muestra

En la Tabla 1 se muestran las características sociodemográficas de los participantes en cuanto al sexo, edad, año que cursa y con quien vive.


Tabla 1.

Datos sociodemográficos de los participantes

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Estilos de socialización parental

A continuación se muestran los cuatro estilos de socialización parental tanto de la madre como del padre, y el estilo predominante según el sexo de los estudiantes.

 

Tabla 2.

Estilo de Socialización Parental de la madre y del padre

 

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Se observa que en las madres predomina el estilo de socialización parental Autorizativo. Con respecto a los padres, predomina el estilo Negligente. En los estudiantes varones el estilo de socialización parental predominante es, en la madre, el estilo Autorizativo, y en el padre, el estilo Negligente. En las mujeres, el estilo de socialización parental predominante es, en la madre, el estilo Autorizativo, y en el padre, predomina el estilo Negligente. Se puede apreciar que tanto en la muestra total así como en la división por sexo, los estilos de socialización predominantes de ambos padres resultan ser los mismos (estilo Autorizativo para la madre y estilo Negligente para el padre).

Tipos de conducta agresiva de los adolescentes

A continuación se presentan los tipos de conducta agresiva de los adolescentes y sus respectivas subescalas.

Tabla 3.

Tipos de conducta agresiva de los adolescentes en total y según el sexo

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Según los datos, los alumnos poseen más agresividad de tipo Manifiesta (M=18,1) que de tipo Relacional (M=16,9). En los varones se observa un predominio de la Agresión Manifiesta (M=18,3) por sobre la Agresión Relacional (M=16,8). En las mujeres también se observa un predominio de la Agresión Manifiesta (M=17,9) pero es seguida muy de cerca por la Agresión Relacional (M=17). Los puntajes muy cercanos entre las formas manifiesta y relacional indican que las chicas pueden recurrir tanto a la confrontación directa como indirecta.

Correlaciones entre las variables

En las siguientes tablas se muestran las correlaciones no paramétricas entre los Estilos de Socialización Parental y los tipos de conducta agresiva de los adolescentes. Se realiza también la correlación con respecto a los estilos de la madre y del padre y la conducta agresiva, y los estilos de la madre y del padre y las subescalas de la conducta agresiva (pura, reactiva e instrumental para cada uno de los dos tipos: manifiesta y relacional).


Tabla 4.

Correlación de los Estilos de socialización de la madre y del padre y los tipos de conducta agresiva

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Se observa que al realizar la correlación entre los Estilos de Socialización Parental de la madre y del padre y los tipos de conducta agresiva manifiesta y relacional en adolescentes, se encontró que en el caso de la madre no existe una relación significativa entre el estilo parental y la agresión manifiesta (Sig. .096) pero sí existe una relación significativa con la agresión relacional (Sig. .045). En el caso del padre, se observa que existe una relación significativa entre el estilo parental y la conducta agresiva manifiesta (Sig. .042), pero por otro lado, no existe una relación entre el estilo parental y la agresión relacional (Sig. .203).


Tabla 5.

Correlación del Estilo de Socialización Autorizativo y los dos tipos de conducta agresiva.

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Se observa que el Estilo Autorizativo, caracterizado por la aceptación y el diálogo, no guarda relación significativa con los tipos de agresión manifiesta (Sig. .701) y agresión relacional (Sig. .504), ya que ambos valores son mayores a 0.05.


Tabla 6.

Correlación del Estilo de Socialización Indulgente y los dos tipos de conducta agresiva.

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Se observa que el Estilo Indulgente, caracterizado por padres más permisivos, no guarda relación significativa con los tipos de agresión manifiesta (Sig. .445) y agresión relacional (Sig. .492).


Tabla 7.

Correlación del Estilo de Socialización Autoritario y los dos tipos de conducta agresiva.

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Se observa que el Estilo Autoritario guarda relación significativa con el tipo de conducta agresiva manifiesta (Sig. .024), pero por otro lado no hay relación entre este tipo de estilo parental negativo y la agresión relacional (Sig. .067).


Tabla 8.

Correlación del Estilo de Socialización Negligente y los dos tipos de conducta agresiva.

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Se observa que el Estilo Negligente, caracterizado por la falta de supervisión, de control y de cuidado de los hijos, se relaciona significativamente con los dos tipos de conducta agresiva de los adolescentes. Los resultados muestran una Sig. .036 para la agresión manifiesta y una Sig. .045 para la agresión relacional.

Prueba de Kruskal-Wallis para los dos tipos de agresión y los cuatro estilos de socialización parental.

Se realizó la prueba de Kruskal Wallis para determinar qué tipo de conducta agresiva puntúa más alto para cada estilo de socialización parental.


Tabla 9.

Prueba de Kruskal-Wallis para los dos tipos de agresión y los cuatro estilos de socialización parental de la madre y el padre.

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Con respecto al estilo parental de la madre, la significación para los tipos de agresión manifiesta y relacional fue de .000 y .002 respectivamente. Los rangos promedio de cada estilo de socialización muestran que el estilo Autoritario es el que puntúa más alto tanto para la agresión manifiesta como para la relacional. Con respecto al estilo parental del padre, la significación para la agresión manifiesta fue de .001 y para la agresión relacional fue de .126. Los rangos promedio de cada estilo de socialización muestran que el estilo Negligente es el que puntúa más alto tanto para la agresión manifiesta como para la relacional.


Conclusión

A partir de los resultados obtenidos en esta investigación se puede concluir que los estilos de socialización parental están relacionados con los comportamientos agresivos de los adolescentes dentro del ámbito escolar, y que la hipótesis de que los estilos parentales negativos, como lo son el estilo de crianza autoritario, caracterizado por la imposición y la falta de afecto, y el estilo de crianza negligente, caracterizado por la indiferencia y la falta de cuidado de los hijos, se relacionan de manera positiva con el tipo de conducta agresiva manifiesta, se ha corroborado.

Al analizar los resultados tanto de los estilos de socialización parental de la madre y del padre, y los resultados que muestran la presencia de conductas agresivas en la escuela, se pueden encontrar algunas particularidades. El estilo parental predominante en las madres es el Autorizativo, mientras que en el caso de los padres, el estilo predominante es el Negligente. La predominancia de estos dos estilos de socialización se repite tanto en los adolescentes varones como en las mujeres, y en ambos grupos el estilo parental Autoritario ha sido el que menor porcentaje ha obtenido. Por otro lado, en la muestra se encontró la presencia de los dos tipos de conducta agresiva, predominando la conducta agresiva manifiesta por sobre la relacional. En los varones también hay una predominancia de la agresión de tipo manifiesta, y en el caso de las mujeres, las puntuaciones medias son muy similares en los dos tipos de agresividad, la manifiesta y la relacional.

Al realizar la correlación de los estilos de socialización parental del padre y la madre con los tipos de conducta agresiva, se encontró que, en el caso de la madre, no hay relación significativa entre el estilo parental y la conducta agresiva manifiesta, pero sí hay relación con la conducta agresiva relacional. En el caso del padre, los resultados fueron inversos: sí hay una relación entre el estilo parental y la agresión manifiesta, pero no hay relación con la agresión relacional. Con estos resultados se confirma también que los estilos parentales Autorizativo e Indulgente no guardan relación con el tipo de conducta agresiva manifiesta.

Al realizar las correlaciones con cada uno de los estilos parentales por separado, se encontró que el estilo parental Autorizativo no guarda relación con ninguno de los dos tipos de conducta agresiva. Estos resultados concuerdan con los obtenidos por Senabre Perales et al. (2012), que encontraron que los jóvenes educados bajo este estilo parental están menos involucrados en conductas violentas.


Al igual que en dos investigaciones citadas (Reyes Peña, 2021; Zavala Merino, 2023) donde se encontró que estilos parentales controladores, negligentes y basados en la coerción e imposición guardan una relación con la conducta agresiva en los adolescentes, al realizar en este estudio la correlación con el estilo parental Autoritario, se encontró que este guarda relación con la conducta agresiva manifiesta, pero no con la conducta agresiva relacional.

En el caso del estilo parental Negligente, se encontró que este estilo se relaciona significativamente tanto con la conducta agresiva manifiesta como con la relacional.

La particularidad a la que se hace mención es que en la muestra hay presencia de ambos tipos de conducta agresiva, tanto en varones como en mujeres, a pesar de que uno de los estilos parentales predominantes (el de la madre) sea el Autorizativo, un estilo que según los resultados obtenidos no guarda relación con ninguna de las dos conductas agresivas. En el caso del padre, que predomina el estilo Negligente, si hay relación. Y se comprobó que el estilo Autoritario, a pesar de ser el de menor puntaje obtenido en la muestra, guarda relación con el tipo de conducta agresiva manifiesta, que es a su vez el tipo de agresión que predomina entre los participantes. Se observa entonces que, aunque haya estilos parentales que guardan relación con el comportamiento agresivo de los adolescentes y otros estilos que no, la conducta agresiva en el ámbito escolar igual está presente.

Con respecto a los tipos de conducta agresiva, la conducta agresiva manifiesta predomina por sobre la relacional, por lo cual hay presencia de agresión entre los adolescentes en el ámbito escolar; estos resultados concuerdan con los estudios sobre adolescencia y violencia escolar realizados por UNICEF (2017), en los cuales los estudiantes admiten haber sufrido situaciones de agresión física, insultos y burlas. La presencia de conductas agresivas en ambos sexos concuerda con las investigaciones de López Sánchez (2015) y Bonilla Castillón (2016), siendo los adolescentes participes de agresiones dentro del contexto escolar.

Con la información anteriormente mencionada, hay que señalar que el fenómeno de la violencia en las escuelas es un problema de gran complejidad, y que a pesar de que, según los resultados obtenidos, los estilos de crianza se relacionan con la conducta agresiva de los adolescentes, es sabido que este no es el único factor (habrá que considerar factores sociales, económicos y culturales) pero sí es uno de los más importantes, debido al rol central que tiene la familia en la socialización de los hijos. Con respecto a las limitaciones del presente estudio, se considera necesario el desarrollo de futuras investigaciones que abarquen los factores antes mencionados, así como también contar con una muestra mucho más extensa, y realizar estudios que abarquen no solo la adolescencia sino también la niñez, para poder lograr un abordaje más completo sobre la problemática de la violencia en las escuelas.


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